lunes, 18 de julio de 2016

SEMANA 23 EDUCACIÓN RELIGIOSA 9°

TEMA: TEORÍA DE LA CREACIÓN DE LA VIDA

OBJETIVO: Reflexionar sobre las ideas principales de la teoría de la creación .

DESARROLLO DE LA TEMÁTICA

Teoría de la creación 





El creacionismo es la creencia religiosa que el Universo y la vida se originaron "de actos concretos de creación divina". Para los creacionistas de la Tierra joven, esto incluye una interpretación bíblica literal de la narrativa de creación del Génesis y el rechazo de la teoría científica de la evolución. Mientras la historia del pensamiento evolutivo se desarrollaba a partir del siglo XVIII, varias posturas apuntaron en reconciliar las religiones abrahámicas y el Génesis con la biología y otras ciencias desarrolladas en la cultura Occidental. Aquellos que sostenian que las especies se habían creado por separado (como Philip Gosse en 1857) eran llamados comúnmente "partidarios de la creación" pero también "creacionistas", como se lee en la correspondencia privada entre Charles Darwin y sus amigos. Mientras la controversia creación-evolución se desarrollaba, el término "anti-evolucionistas" se hizo común. En 1929 en los Estados Unidos, el término "creacionismo" se asoció originalmente con el fundamentalismo cristiano, específicamente con su rechazo de la evolución humana y la creencia en una Tierra joven (con una edad entre 5700 y 10 000 años). No obstante, este uso estuvo disputado por otros grupos, como los creacionistas de la Tierra vieja y los creacionistas evolutivos, quienes albergan conceptos diferentes de creación, como la aceptación de la edad de la Tierra y la evolución biológica entendida por la comunidad científica.
Hoy, la Afiliación Científica Estadounidense, una organización religiosa prominente en los EE.UU., reconoce que existen diferentes opiniones entre los creacionistas respecto al método de creación, mientras que reconocen la unidad en la creencia abrahámica de que Dios "creó el universo". Desde los años 1920, el creacionismo literalista en Estados Unidos ha disputado las teorías científicas, como la evolución, la que proviene de observaciones naturales del Universo y la vida. Los creacionistas literalistas creen que la evolución no puede explicar adecuadamente la historiadiversidad y complejidad de la vida en la Tierra. Los creacionistas fundamentalistas de la fe cristiana usualmente basan su creencia en una lectura literal de la narrativa de creación del Génesis.17 Otras religiones o comparten el mito de creación del Génesis o tienen diferentes mitos de creación conducidos por deidades, a la vez que los miembros de una misma religión varían en su aceptación de los descubrimientos científicos.
Cuando la investigación científica produce evidencia empírica y conclusiones teóricas que contradicen una interpretación creacionista literal de las escrituras, los creacionistas de la Tierra joven a menudo rechazan las conclusiones de la investigación, sus teorías científicas subyacentes o su metodología. Esta tendencia ha llevado a una controversia política y teológica. Las ramas pseudocientíficas del creacionismo incluyen la ciencia de la creación, la geología diluviana y el diseño inteligente, así como subconjuntos de la pseudoarqueología, la pseudohistoria e incluso la pseudolinguística. Los creacionistas generalmente rechazan el consenso científico sobre la evolución y el antepasado común, la historia geológica de la Tierra, la formación del sistema Solar y el origen del Universo.
La evolución teísta, también conocida como creacionismo evolutivo, es un intento de reconciliar la religión con los hallazgos científicos sobre la edad de la Tierra y la evolución. El término cubre una gama de posturas, como la del creacionismo de la Tierra vieja.
Origen del término

Durante la Edad Media, y hasta la actualidad, el término «creacionismo» ha servido en Teología para designar una de dos interpretaciones alternativas para el origen del alma personal, que cada alma es objeto de un acto especial de creación por Dios (v. creacionismo en teología), siendo su alternativa el traducianismo. El florecimiento de la filosofía fuera del amparo de la Iglesia, desde el Renacimiento, condujo a un uso casual del término como opuesto al monismo panteísta.
El rápido éxito social de la teoría de Charles Darwin promovió la reacción no sólo de algunos importantes teólogos, sino también por parte de científicos, los cuales veían en el darwinismo un importante fundamento para el materialismo filosófico, así como una puerta abierta a la refutación del argumento teleológico y cosmológico para la existencia de Dios. El propio Darwin usó en su correspondencia el término «creacionista» para referirse a sus opositores. Así aparece en 8 ocasiones en su correspondencia publicada, en misivas dirigidas a BatesHuxleyBentham y Hooker.
Durante mucho tiempo, época conocida como creacionismo clásico, el término no fue usado de manera general para designar la oposición al evolucionismo darwinista, que se designaba en otras formas. En 1929 el biólogo Harold W. Clark, un adventista del Séptimo Día, describió como creacionista la obra de su maestro George McCready Price en el título de un libro autopublicado.42 Durante algún tiempo el término sirvió para describir tanto a los teístas evolucionistas (creyentes a la vez en el Dios creador y en la verdad del darwinismo) y a los fundamentalistas bíblicos que, como los dos autores citados, defendían la literalidad bíblica desde sus títulos universitarios en ciencias.
Relación con el evolucionismo
Creacionismo clásico
Los creacionistas clásicos niegan la teoría de la evolución biológica y, especialmente, lo que se refiere a la evolución humana, además de las explicaciones científicas sobre el origen de la vida. Por esto rechazan todas las pruebas científicas (fósiles, geológicas, genéticas, etc.). En el creacionismo clásico de origen cristiano se hace una interpretación literal de la Biblia y se sostiene la creación del mundo, los seres vivos y el cataclismo del Diluvio Universal tal como está descrito en el Génesis, sin pretender concretar de manera científica el origen de las especies.
Creacionismo contemporáneo
Creacionismo antievolución actual
A diferencia del creacionismo clásico, en el creacionismo más reciente se trata de utilizar igualmente fundamentos de carácter no religioso a partir de descubrimientos o conocimientos de disciplinas pertenecientes a las ciencias naturales, que se tratan de presentar como si fueran pruebas científicas contra la teoría de la evolución. Se habla así de creacionismo «científico», nombre que le dan sus partidarios. Sin embargo, a diferencia de las ciencias naturales, en este tipo de creacionismo no se sigue el método científico y no se producen hipótesis falsables. Debido a estos hechos, el creacionismo científico no logra reunir totalmente en ninguna de sus formas las características de una teoría científica, y por ello la comunidad científica relacionada con el tema lo describe sólo como una proposición pseudocientífica.
Por otra parte, este tipo de creacionismo contemporáneo trata de desdibujar la distinción entre hecho evolutivo (parentesco y transformación de las especies a lo largo del tiempo) y teoría de la evolución (síntesis evolutiva moderna o «neodarwinismo»), englobándolo todo con el término «evolución», «evolucionismo» o «darwinismo», y descalificándolo como «una simple teoría» (jugando con el doble significado de la palabra teoría en el habla común y en las ciencias naturales).
Así intenta negar el hecho de que la teoría de la evolución es considerada una de las más grandes y sólidas teorías científicas actuales, que describe un hecho sobre el que no existen pruebas o evidencias científicas que lo refuten.
Diseño inteligente

Otra forma más sutil de este tipo de creacionismo es el diseño inteligente, movimiento que no suele hacer explícita su motivación religiosa. Su principal actividad consiste en negar en mayor o menor medida la validez e importancia de las explicaciones evolutivas sobre el origen de las estructuras biológicas, para concluir que es necesaria su creación por intervención directa de un ser inteligente. El diseño inteligente es presentado por sus seguidores como una alternativa al neodarwinismo pero, al no formular hipótesis contrastables, no cumple los requisitos del método científico y es considerado una forma de pseudociencia.


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