LA FILOSOFÍA MEDIEVAL Y SANTO TOMÁS DE AQUINO
ACTIVIDADES
- Explicación, debate y copia del tema
LA
FILOSOFÍA EN LA EDAD MEDIA
Durante los primeros siglos de la Edad Media, la filosofía se
nutre de savia teológica. La pagana había venido a parar a la negación. La
exageración de los principios platónicos había conducido a negar el
conocimiento, sustituido por el éxtasis; el éxtasis arrastraba a la anulación
de la individualidad, y la gran Unidad, Dios mismo, venia a ser implícitamente
negado: porque la unidad simplicísima excluye hasta la existencia, que es ya
una complicación. Los sistemas del lado opuesto habían engendrado el escepticismo
y el materialismo. La negación circundaba el pensamiento por todas partes.
El cristianismo, basado en la revelación, descendía de Dios al
hombre; es decir, tenía un carácter sintético, por lo cual aprovecha de la
antigua ciencia cuanto conviene a su desenvolvimiento. Los grandes hombres del
cristianismo sienten ante todo el apremio de defender la religión de los
ataques asestados por los paganos y de patentizar las excelencias de su
doctrina. De tal necesidad nace la filosofía apologística.
Vencido e1 paganismo, la Iglesia experimentó la urgencia de
edificar, de fijar el dogma, y entonces acude a la ubérrima tradición platónica
juzgándola como una preparación de la doctrina revelada.
Los filósofos de la Edad Media aceptaron más o menos que el
cristianismo era lo verdadero. Pero la cuestión que en ésta época se plantea es
que si había que tener fe para así creer en los milagros cristianos o
también se podía acceder a las verdades cristianas mediante larazón. La
filosofía medieval se basó prácticamente en la cuestión de que si eran
compatibles la fe y la razón.
Tomás de
Aquino, Santo (1225-1274),
filósofo y teólogo italiano, en ocasiones llamado Doctor Angélico y El Príncipe
de los Escolásticos, cuyas obras le han convertido en la figura más importante
de la filosofía escolástica y uno de los teólogos más sobresalientes del
catolicismo.
Antes de Tomás de Aquino, el pensamiento occidental había estado
dominado por la filosofía de san Agustín, el gran Padre y Doctor de la Iglesia
occidental durante los siglos IV y V, quien consideraba que en la búsqueda
de la verdad se debía confiar en la experiencia de los sentidos. A principios
del siglo XIII las principales obras de Aristóteles estuvieron disponibles
en una traducción latina de la Escuela de traductores de Toledo, acompañadas
por los comentarios de Averroes y otros eruditos islámicos. El vigor, la
claridad y la autoridad de las enseñanzas de Aristóteles devolvieron la
confianza en el conocimiento empírico, lo que originó la formación de una
escuela de filósofos conocidos como averroístas. Bajo el liderazgo de Siger de
Brabante, los averroístas afirmaban que la filosofía era independiente de la
revelación.
Reconciliando el énfasis agustino sobre el principio espiritual
humano con la afirmación averroísta de la autonomía del conocimiento derivado
de los sentidos, Tomás de Aquino insistía en que las verdades de la fe y las
propias de la experiencia sensible, así como las presentaba Aristóteles, son
compatibles y complementarias. Algunas verdades, como el misterio de la
Encarnación, pueden ser conocidas sólo a través de la revelación, y otras, como
la composición de las cosas materiales, sólo a través de la experiencia; aun
otras, como la existencia de Dios, son conocidas a través de ambas por igual.
Así, la fe guía al hombre hacia su fin último, Dios; supera a la razón, pero no
la anula. Todo conocimiento, mantenía, tiene su origen en la sensación, pero
los datos de la experiencia sensible pueden hacerse inteligibles sólo por la
acción del intelecto, que eleva el pensamiento hacia la aprehensión de tales
realidades inmateriales como el alma humana, los ángeles y Dios. Para lograr la
comprensión de las verdades más elevadas, aquellas con las que está relacionada
la religión, es necesaria la ayuda de la revelación.
Con más fortuna que ningún otro teólogo o filósofo, santo Tomás
organizó el conocimiento de su tiempo y lo puso al servicio de su fe. En su
esfuerzo para reconciliar fe con intelecto, creó una síntesis filosófica de las
obras y enseñanzas de Aristóteles y otros sabios clásicos: de san Agustín y
otros Padres de la Iglesia, de Averroes, Avicena, y otros eruditos islámicos,
de pensadores judíos como Maimónides y Solomon ben Yehuda ibn Gabirol, y de sus
predecesores en la tradición escolástica. Santo Tomás consiguió integrar en un
sistema ordenado el pensamiento de estos autores con las enseñanzas de la
Biblia y la doctrina católica.
El éxito de santo Tomás fue inmenso; su obra marca una de las
escasas grandes culminaciones en la historia de la filosofía. Después de él,
los filósofos occidentales sólo podían elegir entre seguirle con humildad o
separarse radicalmente de su magisterio. En los siglos posteriores a su muerte,
la tendencia dominante y constante entre los pensadores católicos fue adoptar
la segunda alternativa. El interés en la filosofía tomista empezó a
restablecerse, sin embargo, hacia el final del siglo XIX.
Tomismo:
Aquí también el nombre dice lo que es la orientación. Es
costumbre contraponer el pensamiento de San Agustín al de Sto. Tomás, así como
el de Platón al de Aristóteles, pero tal apreciación no es exacta. Realmente
Aristóteles supera a su maestro pero no va contra su pensamiento, de la misma
manera que el tomismo y el Agustinismo más bien se complementan que se oponen.
Las tesis originales de santo Tomás han sido el esquema principal del
pensamiento filosófico cristiano-catolico. El ilustre dominico padre A. D.
Sertillangues en su obra " las grandes tesis de la filosofía Tomista"
resume el pensamiento del gran filósofo en los siguientes puntos.
1. El objeto del conocimiento humano es el ser y sus causas; en
la apreciación del conocimiento se inclina hacia un idealismo moderado, de
sentido crítico.
2. El concepto de Dios, cognoscible pero indefinible, a partir
de la aseidad. Condenación del agnosticismo, del simbolismo y del
antropomorfismo.
3. LA creación del mundo en el tiempo por parte de Dios.
4. La conservación y gobierno del universo como consecuencias
necesarias del entendimiento y de la voluntad divinos.
5. El concepto de la naturaleza basado en las nociones de
sustancia, accidente y cambio, con un profundo sabor aristotélico.
6. El hombre como coronación de la creación, dotado de alma
racional e inmortal creada por Dios directamente para cada hombre.
7. LA moral basada en la apreciación del fin ultimo y en la
perfección de cada acto humano personal y regida por la ley mediante la
obligación y la sanción.
8. El gobierno de los pueblos en conformidad con sus
tradiciones, costumbres e idiosincrasia.
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