TALLER SOBRE "SAN AGUSTÍN"
Después de leer los siguientes conceptos según el pensamiento de San Agustín se hará un debate con los estudiantes
a. Verdad: en
encendidas controversias con los escépticos hizo triunfar San Agustín la
posibilidad de conocer la verdad. Los escépticos dicen "no existe la
verdad; de todo se puede dudar"; a lo que San Agustín replica "se
podrá dudar todo lo que se quiere; de lo que no se puede dudar es de la misma
duda". Existe pues la verdad con lo cual queda refutado el escepticismo.
San Agustín busca el prototipo de la verdad en las verdades matemáticas,
cuando dice, por ejemplo, que la proposición 7+3=10, es una proposición de
vigencia universal para cualquiera que tenga razón. Aquí donde se ve que 7+3
tiene que ser igual a 10, halla San Agustín lo que también en otros casos debe
ser verdad para todo espíritu racional, a saber, las reglas, ideas
y normas conforme a las cuales registramos y leemos lo sensible y al
mismo tiempo
lo estimamos y rectificamos. Estas reglas son algo apriorístico, en lo cual el hombre,
frente al mundo y su experiencia, se demuestra superior, libre y autónomo.
b.
Dios: el
mismo San Agustín que busca la verdad en el interior del hombre,
dice a la vez con no menor énfasis: Dios es la verdad. San Agustín se eleva de
lo verdadero singular a la verdad una gracias a la que todo lo verdadero es
verdadero para tener participación en ella. Considera esta ascensión como
prueba de que existe Dios y el mismo tiempo
de lo que Dios mismo es: el todo de lo verdadero, el ser bueno de todo lo
bueno, el ser de todo ser. Así Dios es todo, pero a la vez no es nada de todo,
pues sobre puja a todo, ninguna categoría se le puede aplicar.
c.
Creación:
este concepto
no es filosófico sino teológico. Por tanto, cuando San Agustín trata de
pensarlo, se le ofrecen inmediatamente dificultades filosóficas. En este caso,
habría que admitir también en Dios lo mutable. Por otra parte, la creación
proviene de un acto libre de la voluntad de Dios, y no es por tanto, una
procesión necesaria, como con frecuencia sé repitió contra la teoría
de la emanación. San Agustín deja por fin la cuestión en suspenso. Ve que no se
puede resolver con nuestros conceptos espaciales y temporales.
d.
Alma: lo que San Agustín
escribe sobre el alma, su fina intuición, su arte
de ver y dominar las cosas, su penetrante análisis
y otras diversas cualidades lo revelan como sicólogo de primer orden. El alma
tenía para él especial interés.
"A Dios y al alma deseo conocer". El alma tiene un efecto el primado
frente al cuerpo. Cierto que San Agustín no es ya pesimista acerca del cuerpo:
el espíritu del cristianismo
y su doctrina de la creación no lo permiten. No obstante, para San Agustín el hombre
es propiamente el alma. Y así, seguirá pensándose, aun después de que en la
alta edad media
prospere la formula aristotélica de la unidad del cuerpo y el alma.
e.
El Bien: cuando San Agustín habla en lenguaje
religioso, el bien no es para él otra cosa más que la voluntad de Dios. Pero
cuando trata de descubrir los fundamentos más profundos, dice: "El bien se
da con la ley
eterna". Son las ideas eternas en la mente de Dios que, como para los
platónicos, también aquí constituyen el fundamento de conocer, del ser y del
bien. Son un orden eterno. No solo el hombre
es bueno, también los seres son buenos y el
conocimiento es verdadero, con tal que se orienten conforme a este
orden eterno.
f.
La Ciudad de Dios: siempre tendrá lugar en la historia del mundo la
lucha entre la luz
y las tinieblas, entre lo eterno y lo temporal, entre lo supra sensible y lo
sensible, entre lo devino y lo antidivino. En su gran obra la Ciudad de Dios
San Agustín, muestra
cómo los poderes del bien tienen que luchar constantemente con los poderes del
mal. Su sentido definitivo es el triunfo del bien sobre el mal.
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