lunes, 22 de febrero de 2016

SEMANA 6 EL DESARROLLO Y EL SUBDESARROLLO

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1. Diferencias entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado
La diferencia de desarrollo entre países se debe a múltiples causas, no únicamente a las de tipo económico. Esas causas tienen a la vez un origen interno como externo. No todos los Estados tienen el mismo grado de organización social, ni similares estructuras productivas, ni parecidos recursos financieros, ni modos de vida equiparables. En la actualidad, dos realidades contrastan bruscamente: la de los países desarrollados y la de los países subdesarrollados o en desarrollo. El 80% de la población mundial vive en este segundo grupo.
2. El subdesarrollo:
Todos vemos en televisión imágenes que ilustran el subdesarrollo y nos preguntamos cuáles son las causas de dicha situación, y aunque algunos países, como China, han logrado mejorar su crecimiento y el desarrollo de sus ciudades y de muchos de sus habitantes, cada vez existen más personas en el mundo en situación de pobreza.
Las causas y las características del subdesarrollo no son iguales para todos los países ni para todas las personas que lo sufren pero el mismo es, sin duda, el aspecto más importante que debería abordar la Economía, que, no olvidemos, trata de satisfacer las necesidades humanas.
 
2.1. Crecimiento, desarrollo y desigualdad
El crecimiento económico es uno de los objetivos principales de los gobiernos y de las más importantes instituciones económicas. Si recuerdas, entendemos por crecimiento económico el aumento en el valor de la producción de los bienes y servicios elaborados en un lugar y para medirlo utilizábamos principalmente el indicador económico del Producto Interior Bruto (PIB).
El aumento de los bienes y servicios que hay a disposición de las personas puede suponer una mejora de sus condiciones de vida, es decir, se puede lograr el desarrollo económico. Este desarrollo hace referencia, no tanto a la mejora desde el punto de vista cuantitativo sino a la mejora en la calidad de vida de todos los habitantes.
El análisis de la evolución de los países nos muestra cómo el crecimiento económico es una condición necesaria para lograr el desarrollo pero no siempre es suficiente. Esto se debe a que no siempre logra la mejora para todos los habitantes, sobre todo porque el crecimiento puede repartirse de manera desigual.
Importante: El crecimiento económico y el desarrollo no son conceptos iguales. Mientras que el crecimiento económico mide de una manera material la situación de las sociedades, el desarrollo hace mención a la evolución de todos los habitantes hacia mejores niveles de vida. Ten en cuenta que para mucha gente su nivel de vida sí que mejora gracias al crecimiento económico, pero que también existen muchos habitantes (incluso de países con fuerte crecimiento económico) a los que, sin embargo, no llega el desarrollo.
Para tener una visión más completa de la situación de un país más allá del crecimiento podemos aproximarnos a su grado de desarrollo humano. Este concepto fue planteado y definido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el año 1990. Amartya Sen, importante colaborador del PNUD, argumentó que la causa de la pobreza no estaba en la falta de recursos suficientes sino en su falta de accesibilidad.
El concepto de desarrollo humano parte de la satisfacción de las necesidades básicas como elemento central, pero subrayando que existen otras dimensiones además de las económicas. El desarrollo es, pues, un concepto integral que pretende la ampliación de las oportunidades del ser humano: vida prolongada y saludable, adquisición de conocimientos, calidad de vida, etcétera.
Así, el desarrollo se consigue cuando las personas adquieren mayores capacidades y no sólo cuando pueden consumir más. Como aspecto concreto y de manera primordial el Desarrollo Humano se propone el posibilitar el acceso a toda la población a unos mínimos en alimentación, sanidad y educación.
Al medir la riqueza de las naciones en términos de PIB per cápita se llegó a la paradoja de que muchos países subdesarrollados, en la década de los cincuenta y sesenta del siglo pasado, habían aumentado su renta nacional a niveles similares a los de los países desarrollados sin que ello se tradujese en una equiparación de la calidad de vida de la mayoría de la población. Por ello el PNUD propuso en 1990 el Índice de Desarrollo Humano (IDH) como una síntesis de las condiciones sanitarias, educativas y económicas de la población de los distintos países. Se trataba de dar una medición del desarrollo mucho más amplia que el PIB per cápita por sí sólo. Desde entonces, el PNUD publica anualmente el IDH de de más de 170 países facilitando los análisis comparativos.
La paradoja apuntada en el texto relacionada con el hecho de que cuanta más riqueza se genera más pobreza hay, se deriva de la gran desigualdad que se produce en la distribución de la renta dentro de los países y a nivel global. También éste ha sido un tema tratado en temas anteriores,
Especialmente cuando hablábamos de las limitaciones del sistema de mercado y de la necesidad de la intervención del sector público en las economías.
Existe una enorme desigualdad en la distribución de la renta. Según datos del World Watch Institute, el 20% más rico de la población gana el 86% de los ingresos mundiales, mientras que el 20% más pobre tiene que conformarse con el 1,1%, lo que implica que una cuarta parte de la población mundial (1.500 millones de personas) sigue viviendo en la pobreza. De los 6.200 millones de habitantes de la Tierra, 360 personas (un 0,000005%) poseen una riqueza anual superior a los ingresos del 45% de la población mundial. Con estos datos, más chocante todavía es comprobar cómo la riqueza de los tres primeros multimillonarios es igual al PIB de los 48 países más pobres.
¿Se produce esto porque no hay una oferta de recursos a nivel mundial suficiente para todos? No: hay recursos para todos, pero están desigualmente repartidos: los países desarrollados, con un cuarto de la población, consumen el 70% de la energía disponible en el planeta, el 75% de sus metales y el 60% de sus alimentos.
  • Esa desigualdad se traduce en enormes diferencias en cuanto a la alimentación (vivimos en un mundo de obesos y de hambrientos), el acceso al agua potable (la diferencia en el consumo medio de agua entre unos países y otro es abismal), o la educación.
  • También se ilustra en lo que se viene a denominar la brecha tecnológica y digital: frente al disfrute en los países desarrollados de los últimos avances de la tecnología y de las telecomunicaciones, 600 millones de personas ni siquiera han hecho en su vida una llamada telefónica.
Pero en los países ricos tampoco desaparecen los problemas de la desigualdad: según las mismas fuentes más de 150 millones de personas en estos países viven por debajo de la línea de la pobreza de ingreso. En España hay más de 300.000 personas sin hogar y unos 800.000 viven en situación de pobreza. Mientras tanto, algunas de las personas más ricas como Amancio Ortega (Inditex) o Emilio Botín (presidente del BSCH) poseen un patrimonio superior a los 300 millones de euros.
Es importante destacar que la pobreza se convierte en muchos casos en origen de violencia directa. No poder satisfacer las necesidades básicas puede contribuir a la generación de violencia por parte de las personas que ven mermadas o anuladas sus oportunidades de desarrollo personal. Para que haya paz es imprescindible que las personas tengan seguridad humana, lo que significa sentirse seguras ante las condiciones de su vida diaria, disponiendo de protección ante fenómenos como la enfermedad, el hambre, el analfabetismo y el desempleo.
2.2. Características del subdesarrollo
Podemos caracterizar la situación de subdesarrollo bajo la cual vive una cuarta parte de la población mundial principalmente por las carencias en tres ámbitos básicos:
  • Baja renta per cápita: en los países en desarrollo 1.300 millones de personas sobreviven con menos de un euro diario, lo que se traduce en malnutrición, falta de vivienda o carencia en otras necesidades vitales como vestido, higiene, medicamentos, electricidad, etcétera.
  • Baja esperanza de vida: relacionado con el aspecto anterior ya que mucha culpa de esa baja esperanza de vida la tienen la incidencia de enfermedades (incluso enfermedades ya superadas en el Norte como la rubéola, la malaria, o la gripe), la elevada mortalidad infantil, la desnutrición y la falta de agua potable. Según datos del World Watch Institute alrededor del 30% de los niños menores de 5 años tienen escaso peso y pese a que se ha doblado con creces el número de personas que disponen de agua limpia desde 1980, unos 1.300 millones de personas carecen todavía de ella, y unos 2.500 millones no tienen acceso a un sistema de saneamiento adecuado.
  • Deficiencias educativas: la ONU denuncia que dos de cada diez habitantes del planeta son analfabetos. Aunque durante los últimos años ha mejorado el nivel de alfabetización mundial un 10%, todavía hay 100 millones de niños que no acuden a la escuela. El impacto sobre el desarrollo de la alfabetización básica es muy importante, especialmente cuando las beneficiarias son las mujeres.
Estas deficiencias, y en general la situación de pobreza, se sufren de diferentes maneras y adquieren distintas características en función del país o de la región en que uno se encuentre. En general hablamos de pobreza absoluta cuando las personas no satisfacen la necesidades fundamentales: no tienen casa digna, no tienen ropa más que la puesta, ni zapatos, ni jabón, ni garantizado el alimento diario. Según datos del PNUD, en esta situación se encuentran casi 2.000 millones de personas. Esto hace que la pobreza sea mucho más que una condición económica, ya que los horrores de la pobreza se extienden a todos los aspectos de la vida personal: indefensión ante las enfermedades, analfabetismo, sumisión, total inseguridad ante los cambios, falta de autoestima, etcétera.
Desde el punto de vista económico, las características del subdesarrollo se traducen en baja productividad, altas tasas de desempleo y subempleo, dependencia del sector primario y escaso desarrollo de las actividades secundarias y terciarias. Derivado de esta situación, y a su vez causante de las misma, nos encontramos con deficiencias en el capital, en el sistema financiero, en la organización empresarial, etcétera.
Si analizamos dicha estructura económica siguiendo los conocimientos que hemos adquirido durante los primeros temas de este curso podemos profundizar en las caractarísticas que presentan los elementos fundamentales de la economía:
  • Los factores económicos: los países menos desarrollados en muchas ocasiones presentan una oferta muy potente de recursos naturales aunque la mayoría de las veces son las empresas multinacionales las que sacan la mayor provecho de su explotación. En lo que hace al factor trabajo, existe mucho desempleo y baja cualificación. Por último, las mayores carencias las presenta la falta de ahorro, lo que impide la acumulación de capital y el desarrollo de un sistema bancario que canalice recursos entre agentes económicos.
  • Sobre los agentes económicos ya hemos comentado que existen muchas dificultades para poner en marcha un tejido económico que permita el desarrollo de las empresas, y además en los sectores de mayor potencial son las empresas extranjeras las que suelen tomar el mando. Las familias o economías domésticas cuentan con poco margen para llevar a cabo sus funciones económicas de trabajo y consumo. Por último, el sector público no interviene de manera eficiente en la economía sino que desgraciadamente muchas veces se caracteriza más por la corrupción y el mal gobierno.
Es muy importante analizar la evolución y tendencia del subdesarrollo. Así, podemos comprobar que algunos indicadores han mejorado para algunos países durante las últimas décadas (el impacto de algunas enfermedades o especialmente los niveles de pobreza en países como China y la India). Sin embargo, la ONU denuncia que el número de pobres se ha duplicado des de 1974. Al iniciarse el nuevo siglo desde la ONU se lanzaron, como ya sabemos, los Objetivos de desarrollo del Milenio, que pretendían ser una forma de concienciar a los países para solucionar los principales problemas del mundo. Desgraciadamente, las perspectivas para el futuro próximo tampoco son muy buenas, y el Banco Mundial descarta el objetivo que se había planteado de acabar con la pobreza en 2015. Puedes consultar su web.
2.3. Los colectivos más afectados
Como hemos dicho, la situación de pobreza es vivida de forma desigual en los diferentes países o por las distintas personas. Incluso no podemos olvidar que en ocasiones lo que desde nuestra perspectiva occidental capitalista puede considerarse una situación de pobreza o de escasa calidad de vida puede no vivirse de la misma manera por otras personas que podrían decirnos: “¿Acaso es mejor trabajar 8 horas diarias, gastar otras 3 horas en el viaje de ida y vuelta y vivir angustiado por la hipoteca, el estrés, la insatisfacción o el miedo al futuro próximo?”

No obstante, existen situaciones de pobreza objetiva muy graves que, en general, suelen afectar de manera más intensamente a algunos colectivos como son:
1. Los niños: se les requiere para la obtención de rentas familiares (muchas veces en condiciones de explotación) privándoles de la educación que podría en el futuro cambiar su situación personal y del disfrute y desarrollo emotivo propio de la etapa infantil. Las niñas son especialmente castigadas por el sistema. En 1979 se estimaba en cincuenta y seis millones el número de niños y niñas trabajadores en el mundo, y se pensaba erradicar esta forma de explotación en los años siguientes. Veinte años más tarde, las mismas fuentes calculan que se encuentran en dicha situación doscientos cincuenta millones de niños y niñas. La esperanza de acabar pronto con el trabajo infantil se ha desvanecido. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de los 250 millones un 61% son asiáticos, un 32% son africanos, un 7% son latinoamericanos y algo menos del 5% trabajan en los países ricos. Por ejemplo, en la India -país que más mano de obra infantil emplea- trabajan 44 millones de niños y niñas en las siguientes actividades: alfombras, vidrio, cerillas, fuegos artificiales, cerrajería, joyería, alfarería, ropa, etcétera.
2. Los mayores: aunque en muchas culturas continúan siendo un colectivo muy respetado, se puede decir que, especialmente en los países más desarrollados, su peso en las familias ha ido perdiendo relevancia y demasiados de ellos acaban malviviendo en las calles.
3. Las mujeres: según datos del Índice de Desarrollo Humano, las mujeres, a nivel mundial, son el 70% del total de la población pobre. Son las que se encargan principalmente del cuidado y alimentación de las familias pero aunque realizan el 60% del trabajo mundial, reciben solamente el 5% de las ganancias y poseen menos del 1% de los bienes. Son uno de los colectivos más castigados pero al mismo tiempo la cooperación internacional confía en ellas a la hora de conseguir el desarrollo. Así, una medida que veremos en un punto posterior -los microcréditos- se centra muchas veces en la ayuda a la mujer como motor de las familias y de las comunidades.
4. Los indígenas: son un colectivo muy olvidado en casi todos los análisis, a pesar de que existen más de 450 millones de personas pertenecientes a alguno de los aproximadamente 5000 diferentes pueblos indígenas que se estima hay en el mundo. El desarrollismo impuesto por las multinacionales y los organismos internacionales ha pasado por encima de los derechos, de la cultura y de las costumbres de aquellas minorías que se aferran a modelos de vida y valores diferentes al occidental.

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